2013年12月9日星期一

Algunos juegos de jugar el no-juego.



El juego icónico.

Tenemos que insistir sobre el juego como posibilidad de conocimiento. Además adecuada a los tiempos de incertidumbre, saturación, complejidad y acelerado cambio que vivimos. El juego tanto como previsión y como azar. Como ajedrez y como tirada de dados. ("Un coup des dés n´abolira jamais le hasard". Mallarmé). Pero sobre todo como esencia lúdica y activación de instancias ordenadoras fundamentales de nuestros instintos. Como si una parte esencial y oculta de nosotros, se despertara de pronto frente al "juego", para ejercer una fascinación de un conocimiento que se establece permanentemente en la tensión de la duda que acerca de su propia racionalidad plantea. Porque si no fuera por su "racionalidad" solo un opuesto igualmente poderoso y significativo que frente a ella se definiera, (irracionalidad) podría explicar su fascinación de universalidad cultural. Y claro, siendo elementos dialógicos transductuales, es decir que se definen por la oposición a su contrario y que no pueden existir sin él, sería la misma fuerza

El juego de la historia.
El juego de pelota (Mayas y Aztecas, pero también chinos y Mapuches o carreras de carros en la Bizancio romana… por ejemplo... dónde había tal admiración por un corredor y era tan famoso  (creo que por el año 300 DC…), que habiendo evadido impuestos, los pretorianos romanos fueron a buscarlo a su casa y afuera de ella se congregó una multitud a defenderlo, como los pretorianos cargaron, se produjo una encarnizada batalla que arrojó 7.500 muertos… el juego del amor y la seducción, el juego del espectáculo, el juego económico, el juego de la política... ¿cómo no iba a existir el juego del conocimiento?... Y fíjense ustedes como en realidad el conocimiento como juego existe y a tal punto que a nadie se le ocurriría negarlo como el elemento único -primero- y fundamental un poco después de las primeras etapas de la vida, sino más bien cómo es que se va negando a medida que se va creciendo, al punto en que todo termina siendo obligación, dolor, esfuerzo, sujeción, dominación, trabajo, cuando somos adultos.

Saber es jugar.
Y es que como lo que sabemos, y proyectamos, en esta era de flujos, se siguen dinámicas de fluidos, es decir turbulencias, que se rigen por los criterios de lo estocástico. Y eso es el impacto ontológico que están sufriendo las instituciones. Porque, estábamos acostumbrados y así habíamos operado por miles de años, a considerar que como dice el dicho "los hombres pasan, pero las instituciones quedan". Muy probablemente esto ya no sea así. En efecto, las instituciones son las organizaciones sociales que regulan y en las cuales se expresa, la articulación de los desarrollos históricos, sociales y tecnológicos de determinadas épocas. Paul Virilo, advertía que mientras más atrás descendiéramos en el tiempo, mayor sería la "duración" de los avances tecnológicos con respecto a las generaciones humanas y que en la era presente, una generación podía asistir a cambios tecnológicos brutales y sucesivos. La proyección acerca de esta relación, es realmente impresionante, como lo hemos visto al considerar la "singularidad", donde la inmortalidad es el escenario real.

El juego de las instituciones.
Y el conocimiento pareciera no escapar a esa determinación. Así pues, probablemente, y en la medida que nuestra comprensión no pueda sino ser conocimiento y el conocimiento no pueda sino ser política, y la política encuentre su expresión histórica transductual en la sucesión de opuestos de continuidad y cambio, en una época de tanta transformación como la nuestra, la política esté orientada más por la movilización de los instintos esenciales, que por la racionalidad y pudiera ser que sin darnos aún plena cuenta, sino tangencialmente, de manera práctica, a partir de los criterios cognitivos que nos van planteando las nuevas tecnologías y las estrategias de comunicación que a partir de ella se desarrollan, nos estemos acercando a una nueva forma de conocer o más bien a redituar el juego como herramienta de conocimiento. Y que en esa esfera, encontráramos las respuestas a las inquietudes educacionales que nos plantea el desarrollo social cognitivo-

El juego de campo climático.
Lo cierto es que el Cambio Climático (Campo climático) está al origen de una toma de conciencia particular de tres fenómenos que han de organizar el mundo (y la política pública) en los tiempos a venir: la internacionalización, la consideración de largo tiempo y la multidisciplinareidad. Son fenómenos que ya existían y a los cuales se pueden a distintos niveles sumar otros, pero que se articulan de manera cualitativamente nueva y van a resignificar lo existente. Así, a partir del KC percibimos los límites globales del progreso concebido como división y fractura de las condiciones materiales y espirituales, que se objetiva en el MPC y derivamos hacia las fuerzas ocultas que impiden nuevos principios, manejando con enorme riqueza y poder, información falsa pero disfrazada de “ciencia”. Si en 1984 Orwell habló del “doble pensar”, aquí podríamos también agregar el “depensar”…

El juego del depensar.
Porque vemos por ejemplo la dinámica paradojal del open-gov y del Wethepeople, cuando el USA Gov está cerrado porque una mayoría de "electos", al servicio de los intereses económicos de los más ricos (que son cada vez menos: configurando un proceso que también debemos considerar, porque grafica de especial manera la actual relación entre poder económico y poder político), para impedir una reforma de salud estatal, que iría en beneficio de los más desposeídos (hay que verlo bien) y más allá de cómo nos pareciere, bloquea el Gov. Y entonces vemos que detrás de ello, están los mismos intereses financieros (y personales) de lo que ha sido la oposición a la ciencia del cambio climático. Y vemos como ese mismo principio se objetiva en Chile y en el sitio de Benny Peiser... con información que es supuestamente científica, pero que no lo es... como las encuestas y sus derivadas...

El juego de no-saber.
Así, hemos visto como hay información científica que se va manoseada para seguir intereses económicos y políticos, como es el caso con el Obama Care y los hermanos Koch, que hemos considerado. Lo hemos visto en el caso de la “guerra con Siria”, que en definitiva no pudo llevarse a cabo, lo vemos con el cambio climático. Lo vemos también nosotros mismos, a través de nuestro ejercicio cotidiano, cuando aquellos mismos que debieran garantizar su pleno y profundo ejercicio, es decir: el gobierno… Y es que los tiempos son veloces y han ocurrido más veloces aún: hemos entrado probablemente en la espiral de velocidad del fin de los tiempos… De allí que nuestra propia humanidad, la que portamos, sea lo más importante y aquello que sin trascender, trascienda…

El juego del juego.
Recordemos que la teoría de las comunicaciones, que relatamos en las primeras clases, para situar el contexto y los alcances de nuestro ejercicio, concebía a las sociedades humanas como sistemas de intercambio de mensajes y que estos se daban en tres esferas de la actividad humana: reproducción, producción y lenguaje y que cada uno de ellos estaba marcado por tiempos diferentes del intercambio de sus particulares mensajes y que estos se iban haciendo más cortos a medida que más avanzábamos en la historia. Esto puede ser una explicación de aquello a lo que asistimos, siendo parte, creación y motivo. Se disuelven los mundos que creíamos sólidos, y probablemente, a la imagen de la materia, de la fluidez líquida, ahora estemos pasando al gas…

Otros juegos.
Hemos impartido un curso de un semestre en el Magister de Relaciones Humanas de FAE/USACH. El curso se llamó “Convergencia, inmediatez y singularidad. Crisis global y el lugar de lo humano”. Se trataba de abordar desde una perspectiva holística, es decir humana, antropológica, la extraña realidad a la que nos enfrenta la cybercultura, ese enjambre veloz de interfases entre máquinas y humanos, del que formamos parte. Las más de las veces sin darnos cuenta. Y es que internet ha venido a objetivar el mundo de la imagen como mercancía que anunciaron los Internacional Situacionistas, agrupando sobre la célula del hipertexto, la metamorfosis del organismo cognitivo. Como aporte a una investigación sobre la “lectura de la imagen” en tanto elemento central del conocimiento y la construcción del saber de nuestra era icónica nos propusimos ver paralelamente a los contenidos de las clases, la película “El Séptimo Sello” de Ingmar Bergman.

El juego del engaño.
Pues bien, ocurrió que estando yo hace unos tres días gratamente sorprendido por lo que reconozco como el aporte y resultados de la visión humanista en medio de la formación de los administradores de la función pública, me encontré con un amigo que es doctor en Estadística y decano de Matemáticas de una muy célebre Universidad privada. Me contó de la gran preocupación suya y de los directivos y docentes, ante el “fantasma que recorre las universidades”: el engaño, el dolo y la trampa: se ha detectado –me dijo-, una (o varias) redes sofisticadas, para comprar exámenes, para consultarlos, hacerlos y distribuirlos vía “redes sociales”, e incluso de suplantación de personalidades en los exámenes presenciales, lo cual está llevando a la Universidad a aplicar sistemas cada vez mas sofisticados de vigilancia, sino a gastar ingentes sumas en generar sistemas de “reconocimiento facial” que serán prontamente implementados para asegurar la “transparencia” y la confiabilidad.

El juego alegre.
La reflexión ciertamente debe ampliarse, en razón de sus más que severas y dramáticas consecuencias, pero quiero contrastar brevemente esta situación, con la que vivimos en el curso, y decir a que en verdad, esto no debiera llamar a sorpresa, si consideramos Ontología, Espistemología y Metodología de la cuestión... “Mucho Hobbes y muy poco Rousseau” (demasiado pragmatismo y hegemonía de la economía y confusión entre “lo cuantificable, lo mensurable y la realidad”), que como nos dijo Wiener (Cibernética y sociedad) cada desarrollo tecnológico, será interpretado como elemento de “control (Hobbes: el hombre es el peor enemigo del hombre) por los ingenieros y como aprendizaje por las ciencias humanas y del significado”(Rousseau: hasta el más diferente de nosotros, es mi hermano). Finalmente que no otro puede ser –y seguramente seguirá en aumento-, el resultado de un sistema en que la Universidad “vende” -más que conocimiento, diplomas... ¿han escuchado ustedes hablar del "lucro"?...- y se desarrolla únicamente en el espacio temporal del mercado y del modo de producción capitalista. Cierto, nosotros no hemos salido de ello, por haberlo comprendido, pero… ¡que realidad tan diferente –podemos imaginar y con toda humildad-, entre la de esos “centros” desarrollados sobre la evaluación, el control, la desconfianza y el dinero, y la de nosotros acá, en éste término feliz de curso, que nos enorgullece, porque nos hemos conocido, y entre tod@s hemos aportado de acuerdo a nuestros saberes y capacidades, a la comprensión del mundo en el que estamos!... Aquí hay un aquí, ahora.

(Siguen los excelentes trabajos de reflexión de los alumnos y mis felicitaciones, por lo que no tiene precio.)

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